sábado, 5 de mayo de 2012

si, esa soy yo.

No quería estar allí, quería correr, huir de todo, empezar algo nuevo, o simplemente no empezar nada.
Quería volver atrás en el tiempo y no hacer muchas cosas que hizo mal, o simplemente no hacer nada.
Quería estar bien, feliz, agusto con la vida, sin rencores ni odios ni penas ni preocupaciones. Es difícil.
Y es tarde, y aunque se da cuenta de que muchas pasan por lo mismo, parece que en su caso es diferente. Claro, se trata de ella misma.
Le gustaría volver a aquellos tiempos donde no había lios ni complicaciones. O simplemente volver atrás.
Es curioso, a veces hablar en tercera pesona de tí mismo es reconfortante, te quita protagonismo de esta mierda.






Me despierto, cojo el móvil y miro la hora, las dos de la madrugada. Pienso en ti, en lo que estarás haciendo un día normal a estas horas, luego me pongo boca arriba, sonrío y pienso ¿que va hacer?, pues dormir, lo que tendría que estar haciendo yo. Y es que te has metido tan dentro de mí, tan dentro. Y es que eres, como ya te he dicho muchas veces, lo mejor. Gracias. Por cada momento a tu lado. Por cada noche y cada mañana. Por todo. En ese momento antes de dormirme, pienso en tu sonrisa. En esa sonrisa que me vuelve loca, loca de remante. Pienso en tu mirada. En tus besos. En ti. Y en ese instante, en esa milésima de segundo me doy cuenta de que eres tú, no otro. Me doy cuenta de que mi felicidad tiene nombre y apellidos. De que te quiero como a nadie, más de lo que creía, más de lo que pensaba. Me doy cuenta de que te echo de menos. Mucho de menos.